Buscar este blog

martes, 26 de julio de 2011

Sobre la Mente Normal

Si hacemos ahora, justo en este momento, la analogía entre el Camino y nuestra propia Vida, quizás podamos comprender esta Enseñanza.



Al nacer, nos encontramos con la gran tarea de hacer nuestra vida, lo que es ya una gran responsabilidad, muchas veces agobiante, porque quizás algunos de nosotros nos encontramos en esa gran encrucijada y entonces aparece la eterna pregunta punzante y agotadora: ¿Nuestra vida está ya prefijda o simplemente tenemos que hacérnosla?.





Si mi mente no es La Mente Normal de la que el Sabio nos habla, entonces ¿De qué modo, podría yo con mis debilidades, con mis miedos y mis esperanzas marchitas, poder cumplir con esa gran Tarea?.



La meta última que para muchos como yo, nunca llega. estoy agazapada, escondida y con mucho desconsuelo esperando encontrar esa meta última y me enaltezco pensando que es simplemente vivir y avanzar, lo que nos lleva hacia el ocaso.





Quisiera cumplir con esta Enseñanza, sentirme sana, completa, feliz. Entiendo, lo entiendo, pero no puedo experimentarlo. Estoy en el medio de todo y de nada, a la vez, con temor a tomar mi camino. Creo que nunca lo hice, y ahora que ya es muy tarde, estoy cubierta de la enfermedad que también me rodea, que me toma por el cuello, que me asfixia y me quita la esperanza de poder vivir. Hace mucho tiempo que todo terminó. Ya pasó, quedó atrás escondida en ese camino que llené de filosas piedras.


Seguir adelante con el Guerrero lo hace, sin mirar atrás; zafándose de las cadenas del pasado, siendo fiel sólo a sus propios principios, sin atarse a tontas emociones que solo apresan el espíritu. ¡Cómo me gustaría lograrlo! pero sólo el Guerrero Sabio puede hacerlo, porque aprendió lo que es el Equilibrio. Siento que soy presa de mi mente, pero mi mente no es normal, está enferma; lucha cada día contra la pureza que encuentra, me molesta con sus preguntas, con sus temores y toda clase de emociones negativas, nefastas que dejan un sabor amargo muy difícil de quitar.


Confianza, equilibrio, templanza, paz espiritual: esto es lo que necesito.







jueves, 21 de julio de 2011

La mente normal: Miyamoto Musashi

Un monje preguntó a un sabio antiguo:


¿Qué es el Camino?. Esta anécdota contiene un principio que se puede aplicar a todas las artes. cuando preguntaron al sabio antiguo qué es el Camino, respondió que la mente normal es el Camino. Esta es en verdad la META ÚLTIMA. Este es el estado en el que han desaparecido todas las enfermedades de la mente y hemos alcanzado una mente normal, libre de enfermedades aún estando entre las enfermedades.

La mente normal no se guarda nada en el corazón, sino que renuncia con ligereza al pasado, de tal manera que le corazón queda vacío y es, por lo tanto, la mente normal.

Enter the Dragon (1973) Robert Clouse




Maestro: Tus habilidades han alcanzado el conocimiento espiritual. Tengo algunas preguntas: ¿Cuál es la mayor técnica que esperas alcanzar?


B. Lee: No tener técnica


Maestro: Muy bien. ¿En qué piensas cuando te enfrentas a tu adversario?


B. Lee: No hay adversario


Maestro: ¿Por qué?


B. Lee: Porque la palabra "yo" no existe. Una buena pelea debería ser como un juego sencillo jugado en serio. Un buen artista marcial no se pone tenso, se prepara. No hay que pensar ni tampoco soñar. 'Se prepara para lo que pueda venir'. Cuando el adversario se expande, yo me contraigo. Cuando él se contrae, yo me expando. Cuando se me presenta una oportunidad, no pego. El golpe sale por sí solo.


Maestro: Debes recordar que el enemigo sólo tiene imágenes e ilusiones detrás de la que oculta sus verdaderos motivos.


'Destruye la imagen y destruirás al enemigo'


El golpe al que te refieres es un arma poderosa que el artista, marcial, que no cumple sus promesas puede utilizar mal.


Durante siglos, se ha conservado el código del Templo Shaolin.


Recuerda: que el honor de nuestra hermandad se ha hecho realidad.


Ahora, dime el mandamiento Shalin número trece.


B. Lee: Un artista marcial debe asumir la resposabilidad de sí mismo y aceptar las consecuencias de sus propios actos.


(...)




"Es como un dedo que señala a la luna, si te concentras en el dedo, te perderás toda esta maravilla celestial".